Pobreza baja, pero la desigualdad en América Latina sigue siendo extrema: CEPAL

La Panorama Social de América Latina y el Caribe 2025, difundido por la CEPAL, revela resultados contrapuestos: por un lado, la región alcanzó en 2024 su nivel más bajo de pobreza por ingresos desde que hay registros comparables, con 25.5 % de la población; aproximadamente 162 millones de personas, en esta condición.La pobreza extrema también mostró una ligera caída, ubicándose en 9.8 %.

Sin embargo, a la par del avance en indicadores de pobreza, la distribución de la riqueza se mantiene profundamente desigual. La CEPAL advierte que el 10 % más rico de la población capta el 34.2 % de los ingresos totales de la región, mientras que el 10 % más pobre apenas consigue el 1.7 %.

Esta disparidad evidencia que, aunque menos personas vivan en pobreza, la brecha entre ricos y pobres sigue siendo una de las más amplias del mundo.

El organismo internacional señala que esta desigualdad no sólo se expresa en ingresos: también impacta en oportunidades educativas, empleo digno, acceso a servicios básicos y movilidad social.

Para superar este entramado estructural, propone cinco ejes de política pública: reducir la desigualdad educativa; generar empleos de calidad; avanzar en igualdad de género y en la sociedad del cuidado; atender discriminaciones contra pueblos indígenas, migrantes y personas con discapacidad; y fortalecer la institucionalidad social con recursos adecuados.

Dentro del panorama regional, destaca la situación de países como México: según la CEPAL, es de las naciones que más han contribuido a la caída de la pobreza en los últimos años.

No obstante, incluso en México persiste una elevada desigualdad; el 10 % más rico acapara más del 30 % del ingreso nacional, mientras el 10 % más pobre permanece con una fracción mínima.

Este doble rostro; una reducción significativa de la pobreza por ingresos, acompañada de una concentración del ingreso en una minoría, plantea desafíos profundos para la justicia social y la cohesión regional.

La CEPAL advierte que sin políticas públicas integrales que atendieran las causas estructurales de la desigualdad; educación, empleo, cuidado social, protección de grupos vulnerables, las mejoras podrían ser superficiales e inestables.

Para los millones que aún viven en situaciones vulnerables, los datos representan una esperanza: menos pobreza significa mejores condiciones de vida.

Pero para quienes analizan la región desde una perspectiva de equidad social, el mensaje no puede ser más claro: la desigualdad sigue enquistada, y superar esa “trampa de alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social” exige decisiones urgentes y estructurales.

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