Colombia rescata a 17 menores de la secta judía ultraortodoxa Lev Tahor, cinco de ellos buscados por la Interpol

Colombia rescata a 17 menores de la secta judía ultraortodoxa Lev Tahor, cinco de ellos buscados por la Interpol

En un operativo coordinado por Migración Colombia, el Ejército y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), fueron rescatados 17 menores de edad que estaban bajo la custodia de la secta judía ultraortodoxa Lev Tahor, en el municipio de Yarumal (Antioquia).

De acuerdo con el organismo migratorio, entre los 17 niños, niñas y adolescentes rescatados, cinco tenían una alerta de la Interpol (“circular amarilla”), por posibles casos de secuestro o trata de personas. Las nacionalidades de los menores incluyen Guatemala, Estados Unidos y Canadá.

Migración Colombia señaló que se tiene “indicios” de que algunos de estos menores podrían haber sido raptados, lo que abre la posibilidad de un escenario de trata de personas disfrazada bajo apariencia religiosa. El rescate se llevó a cabo en un hotel, con participación del grupo antisecuestros del Ejército colombiano.

Lev Tahor es una comunidad religiosa controvertida con antecedentes de denuncias por maltrato, matrimonios forzados y explotación infantil, particularmente en Guatemala. Según Migración, los miembros de la secta buscaban establecerse en Colombia para continuar con lo que las autoridades describen como “presuntas actividades irregulares”.

Tras el operativo, los menores fueron trasladados al Centro Facilitador de Servicios Migratorios en Medellín, y ahora están bajo la protección del ICBF mientras se evalúa su situación legal, su estado de salud y las posibles repercusiones penales para los adultos que los acompañaban.

Para el Gobierno colombiano, este rescate es una medida urgente para garantizar la protección de los menores y evitar la explotación por razones religiosas.

Además, la operación ha generado alerta internacional, debido a que esta secta ya ha sido investigada en otros países por casos graves contra la infancia.

El caso de Lev Tahor vuelve a poner en evidencia los riesgos que pueden existir cuando una comunidad religiosa opera al margen de las normas internacionales de derechos humanos y la necesidad de una cooperación global para proteger a menores vulnerables.

Olfatea otras noticas: