Sheikh Hasina, ex primera ministra de Bangladés, condenada a muerte en ausencia

Un tribunal especial de Bangladés ha condenado a la expresidenta Sheikh Hasina a la pena de muerte por “crímenes contra la humanidad”, tras encontrarla culpable de ordenar la represión letal de protestas estudiantiles en 2024. El veredicto se dictó en su ausencia, ya que Hasina, de 78 años, se encuentra exiliada en la India.

La sentencia surge de un juicio llevado a cabo por el Tribunal Internacional de Crímenes (ICT) en Daca, en el que se le imputaron tres cargos principales: incitación a la violencia, orden para asesinar manifestantes y no impedir las atrocidades. Según el tribunal, ella dirigió el uso de helicópteros, drones y armas letales contra los estudiantes durante el levantamiento.

Motivos y acusaciones del tribunal

• Bajo su mando, explica el veredicto, Hasina autorizaría ataques a protestantes en lugares como Dhaka y Savar, causando decenas de muertes en incidentes clave.
• También fue acusada de no actuar para prevenir esos actos violentos, incluso cuando se documentaron ejecuciones extrajudiciales. Al Jazeera
• El tribunal impuso además condenas a otros altos funcionarios: el exministro del Interior, Asaduzzaman Khan Kamal, recibió también la pena de muerte, mientras que el exjefe de policía, Chowdhury Abdullah Al-Mamun, fue sentenciado a cinco años de prisión tras colaborar con la investigación.

Desde su refugio en la India, Hasina calificó la sentencia de “políticamente motivada” y aseguró que el tribunal carece de legitimidad. Además, se ha anunciado que planea apelar el fallo ante la Corte Suprema.

El juicio ha sido objeto de controversia: la tensión política se intensifica, ya que el país se prepara para elecciones generales en febrero de 2026.

Organismos internacionales y defensores de derechos humanos han observado con alarma el proceso. Hay quienes cuestionan la imparcialidad del tribunal, señalando su origen institucional y el contexto político del exilio de Hasina.

Por otro lado, el veredicto también ha sido celebrado por víctimas y familiares de los manifestantes, que esperaban una rendición de cuentas tras la ola de violencia que dejó según estimaciones hasta 1 400 muertos.

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