Al menos 64 muertos y más de 80 detenidos en masiva redada de Río de Janeiro

Río de Janeiro

Una macrooperación policial en los complejos de favelas del Complexo do Alemão y Complexo da Penha, en la zona norte de Río de Janeiro, dejó el saldo de 64 personas muertas; entre ellas cuatro policías y 81 detenidos, en lo que ya se considera la intervención más letal en la historia de la ciudad.

El operativo, denominado oficialmente “Operação Contenção”, movilizó alrededor de 2 500 agentes de policía y fuerzas especiales en la mañana del martes. Su objetivo era desmantelar a la organización criminal Comando Vermelho, que controla amplias zonas de las favelas y ha sido señalada por tráfico de drogas, armas y extorsión.

Durante la acción, se reportaron enfrentamientos armados, barricadas incendiadas por los pandilleros y hasta el uso de drones con explosivos contra las fuerzas del orden. Las rutas de transporte público fueron interrumpidas, escuelas cerradas y los residentes desplazados. Las autoridades también confiscaron decenas de fusiles automáticos y una carga importante de drogas.

El gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, calificó la operación como una lucha contra el “narcoterrorismo” y advirtió que lo acontecido es “algo más que crimen común”. Por su parte, organismos de derechos humanos pidieron que se investiguen los hechos, pues la magnitud de la violencia plantea dudas sobre proporcionalidad y protección de civiles.

Consecuencias y contexto

El hecho ocurre pocos días antes de la cumbre internacional COP30, lo que añade presión para que el estado demuestre control sobre la seguridad pública. La operación, con alcance masivo, ha alterado la vida cotidiana de los barrios implicados: el tránsito quedó paralizado, y muchos residentes han abandonado temporalmente sus viviendas ante el temor de represalias o fuego cruzado.

Aunque el Operativo Contención se presenta como un golpe simbólico contra una de las facciones criminales más poderosas de Brasil, expertos advierten que acciones meramente represivas pueden tener resultados limitados si no van acompañadas de políticas de largo plazo en materia social, infraestructura y reintegración ciudadana. Asimismo, el riesgo de que grupos criminales recrudezcan su respuesta violenta sigue latente.