El Museo del Louvre sufrió esta mañana un robo espectacular en plena operación, cuando un grupo de al menos tres sujetos; según fuentes oficiales, ingresó al recinto cultural más visitado del mundo y sustrajo joyas pertenecientes a la colección real francesa, calificadas por autoridades como de “valor inestimable”.
La operación ocurrió alrededor de las 9:30 a. m., en la galería conocida como la Galería de Apolo (Galerie d’Apollon), uno de los espacios más emblemáticos del Louvre. Las joyas robadas incluirían piezas vinculadas a los emperadores Napoleón III y la emperatriz Eugenia.
Modo de operación y huida
Las investigaciones preliminares indican que los ladrones habrían utilizado un elevador tipo “canasta” o plataforma elevadora para acceder desde el exterior al edificio por una fachada que da al río Sena, en una zona donde se realizaban obras. A través de una ventanilla o puerta superior, rompieron el acceso y después usaron sierras o discos de corte para abrir las vitrinas de exhibición.
Una vez dentro, actuaron con rapidez; entre cuatro y siete minutos, de acuerdo con las autoridades, hicieron el saqueo y huyeron en motocicletas, dejándose un objeto; posiblemente una corona de la emperatriz Eugenia, abandonado cerca del lugar.
El ministerio del Interior describió el hecho como un “gran robo” y afirmó que los delincuentes eran claramente un equipo profesional que había hecho reconocimientos previos.
Valor, efectos y cierre del museo
Aunque aún no se ha dado una estimación exacta del valor del botín, las autoridades lo califican de inestimable por tratarse de patrimonio histórico y cultural de la nación gala.
El Museo del Louvre cerró sus puertas por el resto del día “por razones excepcionales” para preservar la escena del crimen y permitir la labor forense.
Las imágenes de turistas evacuados y la presencia de fuerzas de seguridad han generado preocupación pública sobre las deficiencias de seguridad en un recinto que en 2024 recibió cerca de 9 millones de visitantes.
Reacciones y retos de seguridad
La ministra de Cultura, Rachida Dati, y el titular de Interior, Laurent Nuñez, acudieron personalmente al lugar para supervisar las investigaciones. Dati calificó el robo como “una agresión a nuestra historia”.
Expertos en seguridad museística advierten que este robo evidencia cómo estructuras tan famosas siguen expuestas ante grupos criminales bien organizados. Según analistas consultados por medios franceses, la zona de obras permitió una vulnerabilidad aprovechada.
El hallazgo de que una de las joyas fue abandonada o perdida por los ladrones abre la posibilidad de rastreo del resto del botín, aunque advierten que en muchos casos las piezas robadas pueden ser “desmontadas, fundidas o modificadas” para eludir detección.


