La cristalografía de rayos X, técnica fundamental para descifrar la estructura del ADN y piedra angular en múltiples descubrimientos científicos, ha hecho un viaje simbólico hacia Marte: esta metodología ha sido adaptada en misiones interplanetarias para estudiar minerales marcianos. Un artículo reciente analiza cómo esta técnica centenaria continúa influyendo en la ciencia moderna.
La cristalografía de rayos X se basa en el principio de difracción de rayos X por cristales: cuando un haz atraviesa una estructura ordenada, los rayos son dispersados en patrones característicos que pueden interpretarse para reconstruir la distribución atómica.
En 1952, la emblemática “Foto 51”, capturada por Rosalind Franklin y Raymond Gosling, fue una evidencia estructural clave para que James Watson y Francis Crick propusieran el modelo de doble hélice del ADN.
Desde entonces, la cristalografía ha sido determinante en la caracterización de proteínas, enzimas, pigmentos, fármacos y materiales, convirtiéndose en herramienta imprescindible en biología molecular, farmacología y ciencia de materiales.
De laboratorios terrestres a Marte
Aunque no tan explícitamente como en la Tierra, variantes de difracción y análisis semejantes a la cristalografía han sido incorporadas en misiones espaciales. Por ejemplo, el rover Curiosity emplea instrumentos con difracción de rayos X para analizar minerales en la superficie marciana.
Este enfoque permite estudiar la estructura cristalina de minerales marcianos, ayudando a revelar historias geológicas, presencia pasada de agua y condiciones que podrían haber sido aptas para vida.
Desafíos, relevancia contemporánea y futuro
Aunque la cristalografía sigue siendo central, enfrenta competencia de otras técnicas emergentes como la criomicroscopía electrónica o métodos de imagen coherente. No obstante, su precisión para estructuras cristalinas la mantiene vigente.
En la búsqueda de signos de vida en otros planetas o de nuevos compuestos médicos, la cristalografía de rayos X continúa siendo una piedra angular que conecta lo visible con lo microscópico.


