Kiev vivió una de las noches más devastadoras desde el inicio de la invasión rusa. De acuerdo con autoridades ucranianas, Rusia lanzó un ataque sin precedentes con 598 drones de ataque y 31 misiles, que dejó un saldo de al menos 21 personas muertas, entre ellas varios niños, y 48 heridos, algunos en estado crítico. El impacto alcanzó no solo a edificios residenciales y comerciales, sino también a instalaciones diplomáticas europeas y británicas, lo que generó una fuerte condena internacional.
Los proyectiles impactaron distintos barrios de la capital ucraniana y dañaron infraestructuras clave. Entre los edificios alcanzados se encuentran las oficinas de la Unión Europea y del British Council, además de un centro comercial, varias viviendas y una guardería. Los servicios de emergencia reportaron que continúan trabajando en más de 20 puntos de la ciudad para rescatar a personas atrapadas bajo los escombros. Imágenes difundidas muestran calles cubiertas de humo y edificios calcinados, mientras la población buscaba refugio en estaciones de metro y sótanos.
La defensa aérea de Ucrania informó que logró derribar 563 drones y 26 misiles antes de que alcanzaran sus objetivos, aunque varios de ellos lograron penetrar las defensas, causando severos daños. El presidente Volodímir Zelenski calificó la ofensiva como un ataque deliberado contra la población civil y urgió a la comunidad internacional a imponer sanciones más severas contra Moscú. “Rusia demuestra que no busca la paz, sino destruir todo lo que nos conecta con Europa y el mundo libre”, declaró en un mensaje televisado.
La magnitud del ataque provocó una reacción inmediata en el ámbito internacional. El Reino Unido y la Unión Europea convocaron de urgencia a los embajadores rusos en protesta por los daños a sus instalaciones diplomáticas en Kiev. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó los hechos como una “escalada intolerable”, mientras que el primer ministro británico, Keir Starmer, aseguró que su país “no permitirá que Rusia ataque símbolos de cooperación internacional sin consecuencias”.
Desde Washington, la Casa Blanca anunció un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por 825 millones de dólares, que incluirá sistemas de defensa aérea y municiones adicionales. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, también advirtió que los aliados deben “redoblar esfuerzos para fortalecer la defensa ucraniana” y aseguró que el bloque “no puede ser ingenuo frente a la agresión rusa”.
El ataque ocurre en un momento de gran tensión, con negociaciones de paz estancadas y tras la reciente cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin, que no logró avances concretos. Analistas consideran que el bombardeo masivo es una señal de Moscú para reafirmar su fuerza militar y presionar a Kiev y a sus aliados occidentales. Mientras tanto, los ciudadanos ucranianos enfrentan una nueva jornada de luto, resistencia y temor por lo que podría venir en los próximos días.


