Un hito científico se añade al recorrido de la exploración del Sistema Solar: astrónomos utilizando el Telescopio Espacial James Webb (JWST) han descubierto una nueva luna orbitando Urano, elevando el número de satélites conocidos del planeta a 29.
Del tamaño de una ciudad pequeña… y silenciosamente visible
- La luna, provisionalmente denominada S/2025 U1, mide entre 8 y 10 km de diámetro —una fracción diminuta que explica por qué fue invisible para Voyager 2 y el telescopio Hubble durante sus pasadas exploraciones del planeta.
- Orbita a unos 56,000 km del centro de Urano, entre las órbitas de Ophelia y Bianca, a una distancia considerablemente menor que nuestra Luna respecto a la Tierra.
- La trayectoria es casi circular y se estima un período orbital de 9.6 horas (0.402 días terrestres).
Tecnología que detecta lo imperceptible
La luz infrarroja del JWST, combinada en diez exposiciones de 40 minutos con su cámara NIRCam, permitió detectar este tenue punto luminoso, cuya magnitud aparente llegó a ser de 25.5, muy por debajo del rango visible para misiones anteriores.
“Es una luna pequeña, pero un descubrimiento significativo, algo que ni la Voyager 2 vio hace casi 40 años”, celebró la astrónoma Maryame El Moutamid, del Southwest Research Institute, líder del equipo investigador.
Lo que dice el nuevo sistema de lunas echa luz sobre la dinámica de Urano
- S/2025 U1 se convierte en la decimocuarta luna interna del planeta, un grupo compuesto por pequeñas lunas irregulares que orbitan dentro de las más grandes; Miranda, Ariel, Umbriel, Titania y Oberón y sus anillos.
- La interacción entre estas lunas y los anillos sugiere una historia caótica y compleja, donde quizá parte del material que formó los anillos alguna vez fue parte de fragmentos lunares o viceversa.
Lo que sigue: nombre, confirmación y nuevas búsquedas
El nombre definitivo de S/2025 U1 será elegido por la Unión Astronómica Internacional, siguiendo la tradición de usar personajes de las obras de Shakespeare o Pope. El equipo espera realizar más observaciones para estudiar su composición, órbita en detalle y su papel en el sistema uraniano.
Este hallazgo, el primero desde 2003 (cuando fue descubierta la luna Margaret), marca un nuevo giro espectacular en la exploración planetaria, mostrando cómo el avance tecnológico abre horizontes en la comprensión de cuerpos celestes incluso cercanos.


