El huracán Erin, el primero y más poderoso del Atlántico en la temporada 2025, ha alcanzado la categoría 5, la más alta en la escala Saffir–Simpson, con vientos sostenidos de hasta 160 mph (255 km/h). Esta transformación explosiva ocurrió en menos de 24 horas, sorprendente incluso en pleno auge de huracanes.
Ubicado en ese momento a unas 170 km al noreste de Anguila, y desplazándose hacia el oeste-noroeste a unos 28 km/h, se prevé que no tocará tierra, pero su presencia offshore amenaza con lluvias intensas, inundaciones y deslaves en las islas del noreste del Caribe.
Las alertas de tormenta tropical ya están activas para las islas de San Martín, San Bartolomé, Sint Maarten, así como para Puerto Rico, las Islas Vírgenes, Turcas y Caicos y el sureste de Bahamas. Además, el huracán está generando oleaje peligroso y corrientes fuertes que se extienden hasta Bermudas, Bahamas y la costa este de EE. UU.
De hecho, lo inusual de Erin no es solo su velocidad, sino su magnitud y potencia. Expertos advierten que la tormenta podría duplicar o triplicar su tamaño en los próximos días, intensificando las condiciones marítimas adversas en todo el Atlántico Occidental.
Asimismo, especialistas relacionan este escenario con el cambio climático: el calentamiento global está elevando la temperatura del mar y aumentando la humedad atmosférica, impulsando tormentas que se fortalecen con mayor rapidez.
En respuesta, autoridades en Puerto Rico y Bahamas reforzaron los protocolos de emergencia: más de 200 agentes de FEMA fueron desplegados, se inspeccionaron 367 refugios, se cerraron puertos y se reforzó la vigilancia en zonas vulnerables del Caribe.


