Gira de Bad Bunny  reactiva su natal Puerto Rico

Gira de Bad Bunny reactiva su natal Puerto Rico

La residencia musical de Bad Bunny en el Coliseo de Puerto Rico donde ofrecerá 30 conciertos en tres meses, se ha convertido en un fenómeno artístico, cultural y económico sin precedentes para la isla. La decisión del artista puertorriqueño en centrar su más reciente gira en su tierra natal, ha sido catalogada como una afirmación colectiva de pertenencia, orgullo y resistencia.

Con una proyección de más de 200 millones de dólares en derrama económica —el equivalente al 0.15% del PIB local—, la serie de conciertos representa uno de los impulsos financieros más significativos de los últimos años para Puerto Rico, según estimaciones recogidas por The New York Times. Se espera que medio millón de personas asistan a lo largo de los tres meses que durará la residencia, lo que ya ha motivado el ajuste de previsiones económicas por parte de analistas como Moody’s Analytics.

La gira se ha convertido en una declaración: el éxito no está reñido con quedarse. El mensaje central de Bad Bunny, expresado también en su más reciente álbum, ‘No me quiero ir de aquí’, ha calado profundo en una sociedad marcada por el abandono gubernamental, las crisis económicas, la migración forzada y los efectos persistentes del colonialismo.

Parte de la estrategia fue priorizar la venta de boletos a residentes, esto para promover el turismo cultural responsable y redistribuir beneficios más allá de San Juan; la promoción de visitas a Vega Baja, el pueblo natal del cantante, la organización de eventos culturales paralelos en distintas regiones del país, son otras acciones para canalizar el impacto hacia todos los rincones del archipiélago.

Este enfoque ha sido celebrado por académicos como Yarimar Bonilla, investigadora de The New York Times, quien destaca el valor simbólico y económico de este tipo de proyectos que reafirman la capacidad de los puertorriqueños para prosperar sin renunciar a su identidad ni depender del mercado estadounidense.

El doble filo del éxito

Sin embargo, el fenómeno también plantea tensiones. Mientras se denuncia el desplazamiento turístico y la especulación inmobiliaria, la llegada masiva de visitantes podría agravar problemas estructurales como la precariedad energética, el acceso al agua potable o el colapso de servicios en plena temporada de huracanes. Ya se han registrado fallas graves en el suministro en barrios enteros de San Juan, y crece la preocupación ante la sobrecarga de infraestructura.

Organizaciones comunitarias y colectivos culturales han respondido promoviendo espacios de reflexión sobre el impacto real de este tipo de eventos. La pregunta que flota es si estas iniciativas pueden convivir con la crítica que plantean o si terminan replicando las mismas dinámicas que buscan transformar.

Lo cierto es que Bad Bunny encarna un nuevo modelo de celebridad puertorriqueña: comprometida con su territorio, con sus raíces y con el potencial de la cultura como motor de cambio. Sus letras —explícitas, políticas y profundamente emocionales— se han convertido en himnos que abrazan tanto la celebración como la denuncia. Para miles de jóvenes que crecieron entre apagones y desilusiones, Benito representa la posibilidad de quedarse, resistir y construir sin tener que renunciar a nada.