China ha intensificado sus esfuerzos por consolidar una asociación estratégica con México, buscando aprovechar la posición del país como puerta de entrada a mercados internacionales, así como reforzar cadenas de suministro globales, según fuentes oficiales y empresariales.
Recientemente, representantes del gobierno chino y directivos de compañías multinacionales expresaron su interés en desarrollar proyectos conjuntos con empresas mexicanas, abarcando sectores como infraestructura, manufactura de alta tecnología, energía renovable y vehículos. México, por su parte, ofrece una ubicación geoestratégica y acceso preferencial al mercado estadounidense, amparado por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Un caso emblemático es el del parque industrial Hofusan, en Nuevo León, que actualmente alberga más de 30 empresas chinas y ha generado inversión por $12,300 millones de dólares, con cerca de 135,000 empleos. Sin embargo, esta relación enfrenta escrutinio por parte de la Casa Blanca, preocupada por posibles desvíos de productos chinos hacia Estados Unidos bajo el marco del T-MEC.
La nueva asociación busca, entre otros objetivos, apoyar con logística y manufactura regional de productos de alta demanda global. También contempla colaboración tecnológica para aprovechar el potencial de las reservas mexicanas de litio, base para baterías y energías limpias, un rubro de interés para China en su expansión energética global.
Beneficios clave para México y China
Para México:
- Acceso a inversión extranjera directa tecnológica y diversificada
- Fortalecimiento del consumo interno, que convierte al país en un mercado relevante
- Oportunidad de diversificar sus relaciones internacionales, reduciendo dependencia de Estados Unidos.
Para China:
- Vía alternativa aludir aranceles mediante manufactura local en México
- Acceso a redes logísticas optimizadas hacia Estados Unidos y Canadá
- Facilidades fiscales derivadas de tratados como el Convenio para evitar doble imposición y otros incentivos.
Desafíos y presión externa
No obstante, esta estrategia conlleva riesgos políticos y comerciales. Washington ha alertado que China podría estar usando a México como “puerta trasera” para exportar sus productos a América del Norte, lo cual ha generado presiones sobre autoridades mexicanas para transparentar inversiones chinas y reforzar controles en el marco del T-MEC.
En respuesta, el gobierno de México ha comenzado a revisar proyectos de manufactura vinculados con capital chino, como el de BYD para una planta de autos eléctricos, que inicialmente fue aplazado y actualmente se evalúa bajo variables regulatorias y geopolíticas.
La propuesta de China representa una oportunidad para México de consolidarse como un actor relevante en las cadenas globales de valor, tanto por su acceso al mercado estadounidense como por su talento y ubicación estratégica. Sin embargo, el éxito del acuerdo dependerá del marco regulatorio mexicano, su capacidad para equilibrar intereses internacionales y la revisión tecnológica, industrial y comercial de los proyectos en curso.
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