EE. UU. y la Unión Europea evitan guerra comercial: Trump y Von der Leyen acuerdan nuevo marco sobre aranceles

Trump y Von der Leyen acuerdan nuevo marco sobre aranceles

Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron este sábado 25 de julio un acuerdo histórico para evitar una escalada en la guerra comercial, tras una reunión bilateral entre el presidente Donald Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la Casa Blanca. El nuevo marco de entendimiento prevé la reducción gradual de aranceles, el establecimiento de un diálogo técnico permanente y la revisión de subsidios agrícolas y tecnológicos.

La reunión, que se desarrolló bajo un clima de tensión por los recientes anuncios unilaterales de EE. UU. en materia comercial, concluyó con una declaración conjunta que apunta a “restablecer la confianza, reducir barreras innecesarias al comercio y evitar represalias arancelarias”, según señalaron ambos líderes en conferencia de prensa.

Desde su regreso a la presidencia en enero de 2025, Trump ha impulsado una política comercial proteccionista, reactivando aranceles sobre productos europeos como el acero, el aluminio, automóviles y ciertos bienes agrícolas. Bruselas, en respuesta, preparaba medidas recíprocas que amenazaban con afectar severamente sectores clave como el automotriz y tecnológico.

El nuevo acuerdo establece una hoja de ruta para desescalar estas tensiones: se suspenderán los aranceles más recientes mientras se revisan las estructuras impositivas bilaterales; además, se acordó una mesa técnica permanente para evaluar prácticas de competencia desleal y subsidios. Trump celebró el acuerdo como “una victoria para los trabajadores estadounidenses”, mientras que Von der Leyen subrayó que “la prioridad es proteger la cooperación transatlántica y evitar una espiral de represalias”.

Fuentes europeas detallaron que uno de los puntos más sensibles fue el acceso al mercado agrícola estadounidense para productos europeos, especialmente lácteos y vinos. A cambio, Europa flexibilizará algunos requisitos regulatorios para productos tecnológicos y farmacéuticos estadounidenses.

Expertos señalan que, aunque se trata de un paso positivo, el acuerdo es más político que estructural. “El entendimiento evita una guerra comercial en el corto plazo, pero no resuelve las diferencias profundas en materia de subsidios, estándares ambientales y regulación tecnológica”, indicó María Thompson, investigadora del Peterson Institute for International Economics.

El pacto también tiene implicaciones geopolíticas. Analistas consideran que la distensión comercial fortalece el frente occidental frente a desafíos comunes como China, la volatilidad del mercado energético y los conflictos en Medio Oriente. A su vez, la industria estadounidense, que había presionado por estabilidad en el comercio internacional, recibió con cautela el anuncio, destacando la necesidad de mecanismos claros de implementación.

Se espera que los equipos técnicos de ambos bloques trabajen durante los próximos 90 días para definir los términos específicos del acuerdo. De concretarse, este marco podría sentar las bases para un nuevo tratado comercial transatlántico, luego del fracaso del TTIP en la década pasada.

En paralelo, el acuerdo busca enviar un mensaje de estabilidad a los mercados financieros internacionales, que en las últimas semanas mostraban señales de nerviosismo ante la posibilidad de una guerra arancelaria que afectara el comercio global.