El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, propuso formalizar la próxima semana una nueva ronda de conversaciones de paz con Rusia, con un enfoque centrado en intercambios de prisioneros, la liberación de menores deportados y un alto al fuego. Asimismo, reiteró su disposición a sostener un encuentro directo con Vladímir Putin, sumando presión diplomática tras meses de estancamiento y escalada militar.
Zelenski subrayó que el secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, Rustem Umerov, ya extendió la invitación oficial a Moscú. Esta sería la tercera ronda de negociaciones desde mayo, después de dos encuentros en Estambul que derivaron únicamente en la liberación de prisioneros y cadáveres sin avanzar hacia un cese de la guerra, “Una reunión entre líderes es necesaria para garantizar una paz duradera” dijo Zelenski, recalcando que Ucrania mantiene su voluntad de diálogo.
Las delegaciones de ambos países se reunieron en mayo y junio, y los intercambios resultantes solo lograron 1,000 prisioneros en la primera ronda y 6,000 cadáveres en la segunda, sin detener la violencia ni conseguir un alto al fuego. En ese contexto, esta tercera propuesta se centra también en la devolución de los aproximadamente 35 000 menores que Ucrania afirma fueron trasladados a territorios rusos ocupados.
En respuesta, Moscú adoptó una posición ambivalente. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, reconoció que Putin respalda mantener un proceso de negociación, aunque subrayó que el objetivo principal de Rusia sigue siendo lograr sus fines militares –principalmente la anexión de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia, Jersón y Crimea– antes de un cese al fuego. Según explicó Peskov, el momento adecuado para una cumbre aún no ha llegado y Rusia busca primero consolidar sus “objetivos claros” en el terreno.
El impulso diplomático de Zelenski llega en paralelo con una significativa presión internacional. Estados Unidos, bajo el liderazgo del presidente Donald Trump, amenazó a Moscú con nuevas sanciones económicas si no acepta avanzar hacia un alto al fuego en los próximos 50 días, acompañado del suministro de sistemas antimisiles Patriot a Kiev. De igual forma, la Unión Europea aprobó esta misma semana un bloque adicional de sanciones, afectando sectores estratégicos rusos como el petróleo y la banca.
La propuesta de Zelenski nace en un clima de intensificación militar. En días recientes, Rusia lanzó una de sus mayores ofensivas aéreas con más de 300 drones y más de 30 misiles, afectando infraestructuras civiles y causando víctimas en regiones como Dnipropetrovsk, Odesa, Sumy y Pavlohrad. Las fuentes indican que “Rusia ahora lanza más drones en una sola noche que algunos meses enteros en 2024”. Estos ataques recientes han contribuido a incrementar la urgencia ucraniana por retomar el diálogo.
En paralelo, Kiev acusó a Rusia de deportar ciudadanos, incluidos menores, hacia Georgia sin documentos, una acción calificada como parte de una estrategia de desestabilización. El Tribunal Penal Internacional emitió una orden de aprehensión contra Putin en 2023 por la deportación forzada de niños, una acusación que subraya la importancia humanitaria de los nuevos diálogos propuestos por Zelenski.
La convocatoria de Umerov llega en un momento decisivo. Ucrania espera que esta nueva ronda no solo reactive los canales diplomáticos, sino que permita lograr un punto de inflexión hacia el cese inmediato de hostilidades y marque una ruta hacia una solución política estable y duradera. No obstante, la insistencia rusa en mantener su control territorial y su rechazo a la ayuda militar occidental presentan importantes barreras.
Kiev prepara un paquete de propuestas concretas, incluyendo intercambios adicionales de cautivos y una agenda clara para futuros encuentros de alto nivel. La respuesta oficial de Moscú en los próximos días se convertirá en el indicador clave para determinar si esta iniciativa logra traducirse en avances reales o se transforma en un nuevo punto muerto diplomático, mientras la guerra continúa azotando poblaciones civiles.


