Saúl “Canelo” Álvarez, campeón indiscutido del peso supermediano, se enfrentará al invicto Terence “Bud” Crawford, multicampeón en cuatro divisiones, en una pelea que ha sido bautizada como “Once in a Lifetime”. El combate se celebrará el próximo 13 de septiembre en el Allegiant Stadium de Las Vegas, con capacidad para más de 60 mil espectadores.
Canelo llega con un récord de 63 victorias, 2 derrotas y 2 empates (39 KO), siendo el actual monarca absoluto de las 168 libras. Crawford, por su parte, ostenta un invicto de 41 peleas ganadas, 31 por nocaut, y ha sido campeón en las divisiones de peso ligero, superligero, wélter y ahora busca hacer historia en supermediano.
Además del prestigio, estarán en disputa los títulos mundiales del peso supermediano del CMB, AMB, OMB, FIB, así como el cinturón de The Ring. Para Canelo, es la oportunidad de reafirmar su legado como uno de los mejores de todos los tiempos. Para Crawford, es la posibilidad de convertirse en campeón indiscutido en una tercera división distinta, algo que ningún boxeador ha logrado en la era moderna.
Por primera vez, una pelea de esta magnitud será transmitida en exclusiva por Netflix, marcando un hito en la forma en que se consume el boxeo a nivel global. La plataforma ha invertido fuertemente en derechos deportivos y busca posicionarse como un nuevo jugador en el mundo del PPV (pago por evento).
La rivalidad ha ido escalando en intensidad. En la conferencia de prensa más reciente en Nueva York, Álvarez y Crawford protagonizaron un tenso cara a cara que casi termina en empujones.
“Tú no has peleado con nadie. Yo he tirado a todos”, lanzó Canelo con firmeza.
“Tú te crees mucho, pero yo no conozco la derrota”, respondió Crawford, sin inmutarse.
El promotor saudí Turki Alalshikh, quien organiza el evento como parte de la Riyadh Season, ha prometido una bolsa millonaria y un bono de seis cifras por nocaut, en un intento por evitar “peleas aburridas” y garantizar espectáculo.
Aunque Crawford es considerado uno de los mejores libra por libra del mundo, enfrentará un reto físico importante: subirá dos divisiones para pelear en las 168 libras, mientras que Canelo peleará en su peso natural. No habrá cláusulas de rehidratación ni límites intermedios, lo que favorece al mexicano en términos de potencia y resistencia.


