El conservador Karol Nawrocki ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Polonia este fin de semana, obteniendo el 50.89 por ciento de los votos en una contienda sumamente apretada en contra del alcalde de Varsovia el Progresista Rafal Trzaskowski, quien recibió el 49.11 por ciento de los votos.
Nawrocki es defensor activo del presidente Donald Trump y visitó la Casa Blanca hace unas semanas, además de estar alineado con el partido populista de derechas polaco; Ley y Justicia (PiS). El resultado extiende los 10 años de ocupación del palacio presidencia a cargo del PiS y supone un desastre para el primer ministro Donald Tusk, quien prometió borrar las huellas del PiS de las instituciones polacas, lo que lo llevo a tener repetidos enfrentamientos en contra del aún presidente Andrzej Duda.
Ahora en el poder Nawrocki, podrá ocupar el poderoso veto presidencial para frustrar la agenda de del primer ministro Tusk a quien recurre la Unión Europea para contrarrestar os efectos del populismo en la democracia polaca, por lo que la llegada del historiador al poder cambia los planes por completo.
Karol Nawrocki es un político primerizo que ha dirigido dos influyentes organismos culturales en Polonia: el Museo de la Segunda Guerra Mundial de Gdansk y posteriormente el instituto de la Memoria Nacional, centro de investigación financiado por el Estado cuyo propósito se politizó a media que el PiS adoptaba un enfoque nacionalista para narrar la historia polaca.
La campaña de Nawrocki estuvo llena de escándalos, iniciando con el aparente uso de un apartamento en Gdansk como segunda residencia y supuestos vínculos con los bajos fondos de la ciudad portuaria del norte del país. Además, en marzo se supo que habría aparecido en un programa de televisión disfrazado y con la cara desenfocada para elogiar su propio libro.
Recibió acusaciones de haber participado en peleas organizadas ente hinchas de fútbol rivales, a lo que tomó a favor, describiendo los enfrentamientos como actos “nobles”. Durante su campaña hizo hincapié en su fe católica, se comprometió a reducir la inmigración y criticó duramente a Bruselas y a Tusk.
La victoria del populista parecía imposible hasta la primera vuelta de las elecciones, la cual se llevó a cabo hace dos semanas, en esta primera ronda habría quedado muy por detrás de Trzaskowski, quien se vio apoyado por fuertes figuras del extrema derecha y ultraderecha. Este resultado es el peor esperado por el Gobierno de Tusk, quien llegó al poder en 2023, después de ocho años de tóxicos en la política polaca y quien desde su llegada se ha esforzado por cumplir su ambiciosa agenda.
El primer ministro, esperaba la victoria de Trzaskowski, quien significaría una oportunidad para renovar la independencia del poder judicial, los medios de comunicación y los organismos culturales de Polonia. Por el contrario, con la llegada de Nawrocki se esperan enfrentamientos entre el presidente y el primer ministro.
La llegada de Nawrocki a la presidencia, acaba con cualquier posibilidad de que se elimine la prohibición casi total del aborto y la prohibición de las uniones civiles entre personas del mismo sexo, así como los proyectos de ley relacionados con los delitos de odio, siendo vetados o enviados a algún punto muerto legal.


