Después de 53 años de dominio de la familia al-Assad, el régimen ha caído. Las fuerzas rebeldes sirias tomaron el control del país, poniendo fin a 14 años de guerra civil. El grupo militante islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y sus facciones aliadas capturaron Alepo, para luego avanzar hacia la capital siria.
La guerra civil en Siria comenzó en marzo de 2011, impulsada por manifestaciones a favor de la democracia y protestas relacionadas con la llamada «Primavera Árabe». Estos eventos desencadenaron una serie de conflictos políticos y sociales en el país, involucrando a potencias regionales y mundiales.
A lo largo de la guerra, más de medio millón de personas han muerto y 12 millones han huido del país como refugiados. El territorio sirio ha estado dividido durante años, con diversas zonas controladas por grupos paraestatales, mientras que otras permanecían bajo el régimen de al-Assad.
Aunque el gobierno había logrado recuperar varias ciudades con el apoyo de Rusia, Irán y grupos respaldados por Teherán, el conflicto seguía latente en regiones controladas por diversas alianzas, incluyendo kurdos, fuerzas apoyadas por Estados Unidos, y facciones yihadistas lideradas por HTS.
El ascenso de Hayat Tahrir al-Sham
HTS, fundado en 2012 bajo el nombre de «Frente Nusra» y anteriormente afiliado a al-Qaeda, se consolidó como una fuerza opositora clave tras romper vínculos con la organización terrorista en 2016.
Desde entonces, se fortaleció al derrotar a rivales en provincias como Idlib y Alepo, además de eliminar células de al-Qaeda y el Estado Islámico. HTS estableció el llamado «Gobierno de Salvación Sirio», que busca administrar el territorio bajo leyes islámicas.
Abu Mohammed al-Jawlani, líder de HTS y considerado un terrorista por Estados Unidos, ha declarado que el objetivo de la revolución siria es derrocar al régimen y establecer un gobierno basado en instituciones democráticas y un consejo de elección popular.
La caída del régimen
La toma de la capital siria fue el resultado de una campaña en la que los rebeldes capturaron ciudades estratégicas como Idlib, Hama, Alepo y Homs. Estas victorias fueron posibles gracias al debilitamiento de los aliados de al-Assad y al retiro de algunas tropas extranjeras.
El 30 de noviembre, HTS tomó Alepo sin mayores complicaciones, a pesar de intentos de resistencia con bombardeos rusos. Posteriormente, se apoderaron de Hama y Homs antes de entrar en Damasco el domingo por la mañana.
Allí, liberaron a miles de detenidos de la prisión militar Saydanaya, donde el régimen de al-Assad presuntamente ejecutó a opositores durante la guerra civil.
«Después de 50 años de opresión bajo el gobierno del Baaz, y 13 años de crímenes, tiranía y desplazamiento forzado… anunciamos hoy el fin de este período oscuro y el comienzo de una nueva era para Siria»
El primer ministro interino, Mohammed al-Jalali, expresó su disposición para cooperar con cualquier líder elegido por el pueblo sirio. Jawlani, por su parte, ordenó a sus fuerzas evitar interferir en las instituciones oficiales, que permanecerán bajo control del primer ministro hasta que se formalice su transferencia.
Un futuro incierto
La caída del régimen al-Assad representa un momento de alta tensión internacional. Queda por ver cómo progresará la toma del poder por parte de los rebeldes, la respuesta de los antiguos aliados del régimen y el papel que desempeñarán los organismos internacionales en la reconstrucción de Siria.


